Cuando querer hacerlo perfecto te deja sin hacer nada

¿Te ha pasado que inicias algo con todo el entusiasmo del mundo, pero no lo terminas porque “aún no está listo”?
¿Porque no es lo suficientemente bueno, porque podría quedar mejor, porque todavía le falta?

Bienvenido al mundo del perfeccionismo. Un lugar donde las ideas brillantes se apagan lentamente y los proyectos viven atrapados en un limbo eterno llamado “casi listo”.

 

¿Qué es el perfeccionismo?

A diferencia de la excelencia, que impulsa a mejorar, el perfeccionismo es una trampa. Es la creencia de que nada vale la pena si no está perfecto. Y como lo perfecto no existe, acabamos por no publicar, no mostrar, no avanzar.
Solo intentar… eternamente.

“El perfeccionismo no te hace mejor. Te hace más lento.” —Anónimo

 

¿Por qué el perfeccionismo nos paraliza?

  1. Miedo al juicio

Mostrar algo “incompleto” o “imperfecto” nos expone. Si nadie lo ve, nadie lo critica. Pero tampoco nadie lo celebra.
El perfeccionismo nos protege… pero también nos aísla.

  1. Procrastinación disfrazada

“Voy a esperar hasta que tenga más tiempo”, “Cuando aprenda un poco más lo retomo”…
Mentira piadosa. El perfeccionismo se pone el disfraz de la procrastinación para evitar el miedo de avanzar.

  1. Autoexigencia tóxica

Las personas perfeccionistas suelen tener estándares tan altos que ni ellas mismas los cumplen.
Lo irónico es que nunca se sienten satisfechas, ni siquiera cuando logran cosas increíbles. Siempre creen que podrían haberlo hecho mejor.

 

¿Cómo se ve el perfeccionismo en la vida real?

  • Tienes 15 ideas empezadas, pero ninguna terminada.
  • Has escrito 10 capítulos de un libro, pero no los publicas porque “no están listos”.
  • Grabaste un curso, pero no lo lanzas porque aún no editaste “bien” la intro.
  • Llevas meses rehaciendo el logo de tu emprendimiento… y aún no lanzas nada.

¿Te suena familiar?

 

El costo de no terminar

El perfeccionismo no solo retrasa tu crecimiento. Te roba experiencias, oportunidades y confianza.
Cada proyecto que no terminas te deja con la sensación de que “no puedes”, cuando en realidad sí puedes, solo que no te lo permites.

La excelencia se entrena. Pero no se entrena mirando. Se entrena haciendo.

 

¿Cómo vencer al perfeccionismo?

Aquí van algunos consejos prácticos y realistas para bajarle el volumen a esa vocecita crítica que llevas dentro:

  1. Apunta a “suficientemente bueno”

Tu objetivo no es la perfección, es el progreso. Publica, comparte, entrega. Luego mejora en la siguiente versión.

  1. Hazlo en bloques y con fechas

No esperes la inspiración perfecta. Ponte plazos. Divide tareas. Si no, el proyecto vivirá en el limbo eterno del “algún día”.

  1. Limita las revisiones

Revísalo una o dos veces. Máximo. Luego… suéltalo. Porque si no, lo revisarás hasta matarlo.

  1. Recuerda esto: nadie ve tus errores como tú

La mayoría de la gente ni siquiera nota esos “defectos” que te tienen paralizado. Tu 80% es suficiente para generar impacto. El 100% es subjetivo. Y el 110%… no existe.

  1. Rodéate de personas que terminan cosas

Inspírate en quienes hacen, publican, se equivocan, y vuelven a intentar. La acción es contagiosa.

 

Más vale hecho que perfecto

El perfeccionismo te hace creer que estás mejorando tu trabajo, pero muchas veces solo lo estás retrasando.
No eres flojo. No eres incapaz. Estás atrapado en un ciclo donde lo “ideal” te impide disfrutar lo “real”.

El verdadero poder está en terminar. En entregar. En dejar ir.

Porque el progreso imperfecto siempre le ganará a la perfección imaginaria.